Oct 5 • Dra. Alejandra Rattin y Dr. Bernardo Ferrando

Las Flores MBU en el proceso de individuación

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Presentación

Vamos a contarles cómo desde nuestra formación y asistidos por las distintas esencias florales MBU vamos dando la posibilidad de recorrer ese camino de individuación que, como dijo Jung: “no es un camino lineal, esto puede suceder solo al principio, posteriormente todo tiende al centro ”.

Ese centro es el Self, que siempre está ordenando cada paso. En nuestro sistema el Self está simbolizado y lo activamos con la Rosa Blanca. Y el mandala es la representación simbólica más común de este arquetipo de totalidad. 

“Mi vida es la historia de la autorrealización de lo inconsciente. Todo cuanto está en el inconsciente quiere llegar a ser acontecimiento, y la personalidad quiere desplegarse a partir de sus condiciones inconscientes y sentirse como un todo”

Carl G. Jung

En cada momento el Self coordina, dispone lo que es natural que ocurre con un propósito predeterminado: el volvernos cada vez más completos, integrando todo aquello que la conciencia ha excluido en cada ser, o sea lo que esta inconsciente. A ese proceso de auto revelación y auto realización Jung lo llama Individuación. 

En nuestro Sistema MBU la concepción de la psique de Jung nos ayuda a comprender cómo se da este proceso cuando lo potenciamos con las esencias florales que actúan a nivel del cuerpo energético humano, en su sistema de chakras y en los cuerpos sutiles.
El ego por sí mismo es incapaz de realizar esta unificación, necesita de la asistencia del Self.

El acercamiento a las imágenes arquetípicas y la relación con las mismas en forma consciente y creativa se vuelve la pieza central de la individuación.
Las flores asisten y potencian este proceso.

Jung también dijo que nadie se individualiza solo, necesitamos de los otros, de la interacción con el colectivo, de donde surge la riqueza de las múltiples experiencias, visiones y sentimientos. Por eso damos tanta importancia a la formación en grupos. El camino de las flores es una experiencia muy personal que se ve enriquecida y amplificada por la presencia del grupo y del campo mórfico que se genera.

Individuación y Formación MBU


La reunión de personas con una firme disposición a la sincera búsqueda personal, utilizando el método MBU, facilitan la sanación y la armonización de todas las dimensiones del Ser, desde el polo más biológico y material al más sutil y energético-espiritual. 

Las personalidades arquetípicas, las flores y el trabajo con la sombra/persona y funciones psicológicas. Uno de los aspectos más enriquecedores en cuanto a posibilidad de autoconocimiento y desarrollo es cuando trabajamos con las personalidades florales.

Cada una de las 9 personalidades arquetípicas que reconocemos nos lleva a un trabajo profundo de nuestras heridas infantiles, base constitutiva de nuestra Personalidad defensiva, y con la Persona/Sombra, complejos muy influyentes sobre el Ego-consciente, así como al reconocimiento y posibilidad de integración y desarrollo.

TIPOS PSICOLÓGICOS Y FLORES MBU

  • Naranjo: extrovertido / pensamiento
  • Coronilla: extrovertido / intuición
  • Ceibo: introvertido / pensamiento
  • Paraiso: extrovertido / pensamiento
  • Arrayan: extrovertido / intuición
  • Glicina: introvertido/ sensación
  • Grevillea: extrovertido/pensamiento
  • Jacarandá: introvertido/ sentimiento
  • Eucalipto: introvertido/ intuición
Las 4 funciones psicológicas y los dos tipos psicológicos: extroversión e introversión: Esto es parte fundamental en el proceso de individuación. Como dijimos se trata de integrar todo aquello que quedó fuera en nuestro desarrollo, pero en una forma ecológica y armónica en nuestro sistema psíquico.

En la formación MBU la forma pautada en que vamos usando las distintas esencias nos permite ir procesando todos estos aspectos y su integración a través de la vivencia consciente.

 FLORES MBU y CHAKRAS


Dinamismo Matriarcal
Centro Primordial
Dinamismo patriarcal
Dinamismo de Alteridad (integración de animus y anima)
Dinamismo cósmico
Cuerpos sutiles

Por eso el proceso de transformación, al cual asisten las flores, requiere tiempo. Se va haciendo en etapas que siguen las etapas arquetípicas del desarrollo.

Usamos el sistema de chakras, cada uno contiene su propio sistema psicoenergético, su arquetipo correspondiente que se expresa en c/u en forma creativa y/o defensiva. También nos dan un orden natural para trabajar: comenzamos por el arquetipo materno: desde la etapa inicial urobórica, en el centro primordial, el centro originario de la vida. Luego en el chakra básico trabajamos con el dinamismo matriarcal, (magnolia) desde el cual se dará el comienzo de la separación de la Madre que lleva al ego naciente a desarrollarse hacia la individualidad. (El incipiente arquetipo del héroe permite ese movimiento).
Luego seguimos por el chakra sexual, la activación del Eros que como energía de vinculación y activación nos conecta con la vida y con los seres que nos rodean, luego con el Plexo Solar donde vamos trabajando el dinamismo al conectarnos con el arquetipo patriarcal,(ibirapita). ). ).
En el proceso de desarrollo normal se da en ese momento la autoafirmación del Ego, logrando niveles de autonomía mayor y, de ir bien, a sentimientos de auto valoración y poder. Esto es esperable que este logrado en la juventud o temprana adultez pero hay muchos bloqueos y dificultades a superar para lograrlo.
En muchos casos los Complejos Materno y Paterno se vuelven negativos reteniendo al ego en etapas infantiles, impidiendo su desarrollo potencial. El trabajo con las flores con esa herida infantil, generada en estas etapas tempranas, es fundamental para liberar esa energía y proseguir con el desarrollo de la Personalidad hacia su potencial creativo.

Hemos visto que heridas asociadas a los complejos materno y paterno son muchas veces transgeneracionales. El trabajo con las flores es sistémico ya que nos permite sanar heridas que vienen consteladas desde nuestros antecesores y de nuestra cultura o colectivos y son trasmitidas de una generación a otra por no haber podido ser elaboradas.

La primera etapa entonces tiene que ver con resolver y resignificar nuestros complejos principales.

Algo fundamental en este proceso de experimentación con las flores es como se va despertando gradualmente el yo observador. Y a su vez vamos reconociendo e integrando a la conciencia el símbolo como entidad energética y como lenguaje holístico y transformador.

Nosotros tomamos un símbolo viviente como es la flor y lo reintegramos energéticamente a la psique, el lenguaje que reconoce el inconsciente.
Las flores con su patrón de vibración energética activan el inconsciente ya la vez, la conciencia que observa.

La metaobservación permite al ego-consciente mantener la distancia necesaria para reconocer y no ser tomado o poseído por los complejos y las emociones que se activan y surgen del inconsciente hacia la conciencia.

Anima aporta las imágenes, el sentimiento, las emociones.
Animus la comprensión, significado y el sentido de las cosas.

La unión de ambos, la sicigia, (coiuntio opositorum) la integración de ambas energías arquetípicas, lleva al encuentro con el Self.

Es en la 2a etapa de la vida, según Jung, donde el Self comienza a compensar la lateralización del Ego hacia la conciencia y se produce un cambio en el flujo de la energía que activa al inconsciente.

Los arquetipos más profundos de animus y anima tienen un rol importante ya que como guías del mundo interno, (que promueven la conexión del Ego-consciente con el Self), permiten que aquellos aspectos de la personalidad rechazados, no desarrollados y no vividos sean posibles. de integración.

Para eso es necesario reconocer y recuperar las proyecciones que hacemos en los otros de estos arquetipos. Las esencias de Tilo/Catalpa nos conectan con nuestra energía femenina y masculina arquetípica, haciendo posible que esta evolucione desde lo más instintivo y primario a formas más desarrolladas y espirituales.
Luego de este trabajo de integración de los arquetipos de animus y anima (coniuntio opositorum).

Llegamos al Chakra Cardíaco con el cual nos relacionamos con el arquetipo de alteridad. A esta altura dejamos de proyectar nuestra sombra y otros elementos anteriormente inconscientes en los demás, siendo más conscientes de nosotros mismos y liberando “al otro” para que sea quien es. Juzgamos menos, nos volvemos compasivos y al aceptarnos en nuestra totalidad luz/sombra también aceptamos así a los demás; comenzamos a percibir la conexión y unidad entre todos los seres.

Así es como llegamos a los chakras superiores que nos conectan con lo trascendente, con el dinamismo cósmico, o sea con aspectos directamente relacionados al Self, unificando así todo lo que somos, integrándonos, acercándonos a la Rosa Blanca, símbolo de esta unificación/integración. de polaridades. Las flores, entre otros, son reconocidos como símbolos del Self.

Luego del proceso de trabajo con las 9 personalidades florales: experimentando e integrando aspectos defensivos y creativos, pasando por el nivel del cuerpo energético y los chakras o centros de energía con sus diferentes sistemas bioenergéticos y dinamismos.

En este momento del proceso tenemos la conciencia y sensibilidad más desarrollada para experimentar las flores que trabajan en el nivel de vibración de los cuerpos sutiles: el cuerpo pránico, el emocional, el mental, de relación/astral. Y los cuerpos espirituales. 

AUTOCONDUCTA E INDIVIDUACIÓN

Después de tantos años de estudios, experiencia y experimentación podemos decir que las flores de la MBU están acompañando y asistiendo al Self en el propósito que tiene para cada uno de nosotros y para todos en esta Vida:
individuarnos desarrollar nuestra Personalidad en todo su potencial y, a la vez, sintiendo la unidad de todos y con el Todo.