Oct 5 • Ps. Mary Perez y Dr. Bernardo Ferrando

Experiencia en la formación MBU

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Presentación

A través de la ingesta de las esencias florales MBU, se accede al aprendizaje vivencial de sus efectos y esto promueve el autoconocimiento y desarrollo y expansión de la conciencia activando y acompañando el proceso personal de individuación (movimientos del alma).

Un poco de historia

Descripción de los grupos:
Heterogéneos en edad, intereses y educación formal de los integrantes.

Requisitos para participar:
Aceptación de todo lo compartido, respeto por la expresión de cada participante
Curiosidad que promueve la Observación de todo lo que sucede dentro del grupo como un símbolo estructurante.
Observación sin juzgar o valorar los comportamientos y opiniones
No aconsejar sobre lo que se comparte
Mantener la confidencialidad de todo lo compartido.
Desarrollo del yo observador, desarrollo de la conciencia.
Se promueve el registro de lo vivido en su totalidad – física, psíquica, social, situacional, entorno y los sueños que van apareciendo. Se facilita una ficha con un cuestionario como guía del registro y autobservación.

El proceso de formación es teórico/vivencial.

Se compone de 3 años de estudio.

En el primer año de estudiaron y experimentaron las 9 personalidades florales y sus correspondientes esencias florales.

 En el segundo y tercer año se estudian los 4 dinamismos arquetípicos (Materno, Paterno, Alteridad y Cósmico) que determinan el desarrollo de la personalidad en su camino hacia la Individuación; y se experimentan las esencias florales correspondientes siguiendo la energía ascendente de los Chakras, centros de energía.

Al activarse la energía vital por la experimentación de una flor, se aprecian mayor recuerdo de los sueños que expresan la energía arquetípica de la esencia floral.

Asimismo, el registro y autobservación se expande en la historia de vida de cada uno de los participantes, infancia, adolescencia, juventud, adultez.
De esa manera al compartir las vivencias en las 2 semanas de investigación vemos como un arquetipo (como estructura amplia, colectivo) se manifiesta en cada uno según su individualidad y al mismo tiempo de observar las manifestaciones de los símbolos grupales, y de la resonancia de los símbolos personales.

Y de esta forma, se trae a la conciencia alguna manifestación de la misma, ya sea a través de sueños, recuerdos, pensamientos, estados afectivos, sensaciones físicas, síntomas, o incluso en situaciones “casuales” de nuestro entorno, aquí apelamos al principio. de sincronicidad y campo mórfico. Esas manifestaciones simbólicas son de carácter personal, propias de cada integrante y asociadas al arquetipo en cuestión que pertenece a la conciencia colectiva.

 Finalmente, el trabajo grupal expresa, como un lienzo en el que cada cual aportó su pincelada, una imagen más integral del arquetipo activado por la flor.

El proceso de aprendizaje

Resonancias arquetípicas simbólicas relacionadas a cada esencia floral del campo mórfico en el grupo se expanden y son muy notorias, lo que genera un impacto profundo en cada participante y en su proceso de aprendizaje de las esencias, aprender como sinónimo de expansión de la conciencia, la integración de la información nueva sucede en todas las dimensiones del ser, no solamente en lo intelectual, mental y/o emocional.

Otro movimiento de este proceso es el desarrollo de la actitud simbólica, función humana que habilita a percibir la realidad como una trama de información vinculada de formas absolutamente complejas a la que cada ser humano le confiere sus propios y únicos significados. (presentar cinta de moebius.) La actitud simbólica se puede definir como la apertura a conectar, recibir un significado lleno de sentido que está en formación, por revelarse. Símbolos que se producen de forma inconsciente y espontáneamente y emergen en la conciencia.

En nuestra cultura con frecuencia, no se le da demasiada importancia al mundo simbólico. Aprendemos hábitos y formas concretas y literales de vivir y hacer y desatender nuestro mundo interior. Sin detenernos a observar y desarrollar conexiones de sentido entre nuestro mundo interior (sensaciones, percepciones, estados afectivos, pensamientos, síntomas, deseos, sueños y aquello que hacemos y nos ocupamos cotidianamente, las famosas casualidades. Casuales Casualidades.

El grupo como laboratorio habilita a percibir las reverberancias de los símbolos que emergen, de tal forma que oficia de Vaso alquímico para la transformación en el proceso de aprendizaje.
Por lo tanto, este aprendizaje de las esencias florales MBU nos invita a recorrer nuestro camino de individuación junto con la comunidad MBU, con mayor conciencia del mismo.

Este camino es único y personal y se realiza de acuerdo a tiempos personales, ya que el grupo no funciona como grupo de terapia más convencional, sino que en la activación de energía y el desarrollo de la meta observación con la consecuente expansión de conciencia producen movimientos. terapéuticos. Por lo que siempre estimulamos a los integrantes a apoyarse en sus propios espacios terapéuticos para continuar elaborando sus situaciones personales.

La formación se desenvuelve como un proceso alquímico, porque, aunque no se trata de grupos de terapia (c/u tiene que tener su propio apoyo terapéutico) la transformación personal se da con la mejor comunicación consciente -inconsciente, mayor integración cuerpo – mente, de la polaridad individual – colectiva, lo personal y lo social, y Múltiples polaridades, habilitando así a una profunda evolución personal.

La formación es una gran oportunidad para el crecimiento personal, para el conocimiento profundo de la personalidad, de los mecanismos defensivos y heridas que nos limitan en nuestro potencial, en la capacidad de autoconocimiento que nos permite dejar de proyectar nuestra sombra en los demás, reconocer. nuestra persona o máscaras con las que nos relacionamos con los otros y activar nuestras guías del mundo interno (animus/anima) que nos llevan hacían nuestro centro para realizar y valorar nuestra totalidad como seres humanos en este mundo ya la vez como seres energéticos, mentales. /espirituales.

Vivir resonando y en compañía con otras personas desde la profundidad del alma, del ser, abre nuestra común(huma)nidad como una experiencia de profunda espiritualidad en el sentido original de lo religioso, re-ligare, volver a ligarnos, a conectarnos, a ser con el otro.

El mandala floral muestra el movimiento de la energía a nivel de nuestro ser, el continuo fluir, el continuo movimiento de nuestro ser interior. El trabajo que nos lleva a la libertad interior es un trabajo energético sobre nosotros mismos. El cambio empieza, continúa y termina en el alma humana. Es un continuo movimiento de fuerza energética.
Una medicina del ser, bernardo ferrando