Oct 5 • Dr. Daniel Nogueira
Consulta Médica y Flores MBU
La comunicación
Cuando trabajamos con flores en la consulta, a mi entender deben regir los mismos criterios que en la consulta médica tradicional y más en una especialidad como la mía, Medicina Familiar y Comunitaria.
El objetivo es conocer al consultante e identificar el motivo real de su presencia.
La herramienta de la comunicación es fundamental para realizar un interrogatorio adecuado que nos permita llegar a un diagnóstico, plantear un tratamiento, generar confianza y compromiso de adhesión al plan estipulado.
La herramienta de la comunicación es fundamental para realizar un interrogatorio adecuado que nos permita llegar a un diagnóstico, plantear un tratamiento, generar confianza y compromiso de adhesión al plan estipulado.
Es necesario conocer el estado de salud de las personas y determinar los factores personales, sociales, económicos o ambientales que están generando consecuencias físicas, psicológicas o espirituales, porque las flores por las que optemos actuarán en cada uno de esos niveles.
Así la comunicación es un pilar fundamental. Cuando se logra esa sintonía, esa misma frecuencia, comenzamos a identificar las flores que vibran en ese momento.
Así el terapeuta obtiene la información requerida en su rol, y el consultante se siente escuchado, comprende el significado de su problema de salud y se convierte en parte activa de su tratamiento.
La comunicación es además una concordancia emotiva ya que se intercambian y hasta se crean impresiones, actitudes y comportamientos que generan movimientos en el binomio.
En el marco de esa comunicación, me gusta conocer las expectativas con las que viene el consultante y explicarle el accionar de la medicina MBU.
En la comunicación entran en juego distintos elementos como ser: Emisor, Receptor, un Mensaje, un Canal de comunicación, Códigos y algo fundamental que es el Contexto.
Acá es fundamental manejar bien la retroalimentación que nos permite saber si el consultante nos está comprendiendo, si nos está siguiendo y si está interesado.
Si logramos que el receptor interprete el mensaje en el sentido que pretende el emisor, vamos por buen camino.
Dejar hablar es fundamental, no interrumpir, no juzgar, no valorar.
Y generar “RAPPORT”, encontrarnos y comunicarnos con la mente inconsciente del consultante, conocer dónde está, ir en su búsqueda y finalmente guiarlo para traerlo a donde deseamos.
En lo cotidiano, percibimos la “realidad” en base a nuestra percepción personal subjetiva. También inferimos cosas, y así inducimos o deducimos una cosa por otra. Presuponemos, o sea suponemos que los demás saben o entienden cosas que a nosotros nos resultan familiares o conocidas.
Hay que identificar las distintas barreras que se pueden presentar, saber cómo gestionarlas y estar atentos a los significados de las palabras que en ocasiones pueden ser diferentes según los contextos y situaciones.
Hay que tener en cuenta la oportunidad de la comunicación y la cantidad de información que se brinda ya que cuando esta es en exceso tiende a confundir y a que pierda fuerza al contenido principal.
Debemos tener presentes al menos 5 reglas para una buena comunicación:
Preguntar: el receptor o consultante debe hablar y sólo preguntándole y con preguntas abiertas, hablará.
Escuchar: hay que evitar interrumpir, hay que dejar hablar y aprovechar al máximo la retroalimentación.
Captar: es fundamental identificar los problemas, las necesidades sentidas, los deseos del consultante.
Observar: es de suma importancia darnos cuenta no sólo de lo que se dice sino de cómo se dice y aquí hay que estar atentos a gestos, señales matices en la voz y actitudes.
Hablar: y al hacerlo, que sea en el momento oportuno, respetando los tiempos y en el mismo lenguaje que nuestro consultante.
Tratemos de usar los mismos “predicados” del consultante en base al sistema representacional principal de la persona (Visual, Auditivo, Kinestésico) para lograr mejor conexión. Solo así lograremos empatizar con sus sentimientos.
Hay que parafrasear, reformular en nuestras propias palabras lo que dice el consultante con el énfasis en cómo lo dice.
Y seamos coherentes entre lo que decimos y lo que hacemos.
Sin embargo, aunque tengamos una comunicación clara, concisa, coherente, natural y sencilla, solo significa un 7 %.
El 93 % restante es comunicación no verbal, con un 55 % vinculado a la fisiología (postura, gestos, expresión facial, parpadeo y respiración) y 38 % tonalidad (tono, tiempo, timbre y volumen.
Hay que destacar lo importante que es disfrutar del intercambio, del encuentro de la consulta. Destinar el tiempo adecuado en un contexto especial, sabiendo que en una sola entrevista no lograremos agotar todo lo que desearíamos saber y que el resultado es consecuencia de un proceso.
En mi experiencia se trata de un camino donde la fiabilidad, la apertura, la aceptación, la congruencia y la autenticidad juegan un papel fundamental en el camino hacia la sanación.
El proceso con las flores implicará un movimiento interior en el consultante que ayudará a sus propios cambios.
Pero no debemos olvidar nuestro propio movimiento interior que el feed back generará producto de lo que el consultante proyectará en nosotros.
Una proyección que habilitará a pensamientos, que darán lugar a emociones y que se traducirán en nuevos comportamientos.
Comportamientos que conducirán al nuestro propio camino de sanación como sanadores heridos que somos.
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